¿Quién no ha oído hablar de C.S. Lewis? Nos encontramos ante uno de los gigantes de la literatura inglesa, y ¿por qué no?, mundial. Este inglés del siglo XX revolucionó la literatura juvenil con Las crónicas de Narnia y el ensayo con Cautivado por la alegría o Mero cristianismo. Sin embargo, una de sus obras más prolíficas y transversales es Cartas del diablo a su sobrino, que ya va por la 23.ª edición. ¡Una obra maestra! Tanto fue así desde su publicación en 1942 que Lewis hizo una continuación titulada El diablo propone un brindis.
C.S. Lewis tiene la aguda intuición de escribir sobre el diablo, ¿qué? Sí, sí. Pero sin dogmatismos ni moralismos, sino con ese humor irónico tan propio de los ingleses.
La trama es muy sencilla: un diablo veterano enseña a su estúpido sobrino el arte de tentar a los humanos para que se alejen del Enemigo (Dios) y caigan para siempre en territorio del Padre de las profundidades (Satanás). A primera vista podría parecer una lectura ardua, poco atrayente. Sin embargo, ¡todo lo contrario! Las cartas son brevísimas y el libro no tiene más de 150 páginas que se leen en un santiamén, eso sí, hay que estar concentrado en lo que se lee porque no escribe para pasar el rato, sino que dice verdades, habla sobre nuestra propia vida, ¿cómo no prestar atención?
El argumento empieza con que el paciente (así llaman a los humanos) de Orugario (el sobrino inepto en el arte de tentar) se ha convertido al cristianismo, ¡catástrofe! Y Escrutopo (el demonio veterano) le va recomendando qué hacer en cada situación, qué cosas mostrarle y qué cosas no se deben mostrar a un humano. Los ejemplos y las situaciones son muy concretas, detalles que, sin embargo, son utilizados y buscados por el demonio para alejar al paciente del Enemigo.
La clave está en que todos nos podemos sentir identificados con el paciente y con su modo de actuar. Gracias a este libro vamos desvelando al demonio y sus artimañas, qué avispado, ¿no? Y, además, nos muestra cómo debe vivir un cristiano. De manera que C.S. Lewis hace un doble juego, por un lado, muestra cómo actúa un cristiano y, por otro, cómo actúa el demonio. Verdaderamente muy agudo e irónico. ¡Vale muchísimo la pena! De verdad.
Cartas del diablo a su sobrino debería ser una lectura obligada, aunque sea una vez en la vida, porque realmente necesitamos que nos recuerden las verdades de nuestra vida, y que nos las recuerden como solo los ingleses saben, con ese toque de humor y dramatismo, esa ironía tan característica llena de significado, llena de verdad.
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